top of page

El negacionismo convertido en retardismo

El próximo gabinete ambiental de Trump

 

El 20 de enero Donald Trump asumirá su segundo mandato como presidente de Estados Unidos y con él, un amplio grupo de personajes pertenecientes al ‘negacionismo’ climático, ahora transformado en ‘retardismo’ es decir, posturas que si bien no niegan los efectos negativos del calentamiento global, hacen todo por retardar acciones para limitarlo, minimizan sus riesgos e incluso llegan a desinformar y desacreditar posturas científicas.

 

Históricamente, los republicanos han afirmado que las políticas climáticas dañan la economía del país y su posición a nivel internacional comprometiendo su crecimiento, señalan que los gobiernos demócratas se han excedido en las regulaciones y restricciones ambientales, las cuales solo perjudican a las empresas estadounidenses. De hecho, durante su segunda campaña presidencial, Trump señaló al cambio climático como “una de las mayores estafas de todos los tiempos”.

 

La llegada de Trump con todo y el ‘carro completo’ republicano en el Capitolio, se da en un contexto de alarma climática. El año pasado superamos, por primera vez, los 1.5º C de aumento de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales, límite establecido así por la comunidad científica e internacional y comprometido en el Acuerdo de París (2015), rebasando con ello el punto de no retorno.

 

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que si los gobiernos no reducen “de manera inmediata” el uso de combustibles fósiles - Estados Unidos es el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero-, el planeta estará en camino a un aumento de temperatura de hasta 3.1º C para finales de siglo.

 

Aunque los candidatos aún deben ser confirmados por mayoría en el Senado, es casi un hecho que la aprobación será favorable para Trump.

 

Perfiles a revisión


ree

El excongresista por Nueva York, Lee Zeldin, es el candidato para dirigir la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), institución que, entre otras cosas, es la responsable de regular las emisiones contaminantes de centrales eléctricas y de vehículos automotores y de transporte, los sectores que más emisiones de GEI producen en Estados Unidos.

 

Durante la campaña, Zeldin electoral ayudó a posicionar un discurso de protección ambiental, lleno de palabras y conceptos ecologistas, sin embargo fuera de los reflectores  promovía una agenda pro combustibles fósiles. Medios de comunicación estadounidenses señalan sus posturas contradictorias, en los ocho años de congresista, ha votado leyes para la conservación de recursos naturales y la protección de hábitats naturales, al mismo tiempo que bloquea cualquier esfuerzo por reducir las emisiones de dióxido de carbono y combatir el cambio climático.  En 2019, Zeldin apoyó la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo de París y para este segundo mandato podría ser el artífice del desmantelamiento de la EPA.

 

Los ‘zares de la energía’. El petróleo y el gas tendrán sus años dorados y a decir de Trump volverá “el dominio energético de Estados Unidos”. El Departamento de Energía estará a cargo del empresario petrolero Chris Wright, promotor del ‘fracking’ y férreo opositor de las políticas climáticas. Mientras que el secretario del Interior, será el empresario Doug  Burgum, quien además también ha sido nominado como presidente del nuevo Consejo Nacional de Energía, organismo diseñado para impulsar el petróleo. Desde el 2016 Bugum gobierna Dakota del Norte, el tercer mayor productor de petróleo y gas natural del país. La secretaría del Interior, administra tierras federales, incluidos parques nacionales y refugios de vida silvestre que constituyen el 20% del territorio estadounidense.

 

El interés de Elon Musk, próximo jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental, en la explotación de minerales críticos esenciales para las energías renovables, podría ser un detonador de conflictos locales en países como Argentina, Bolivia y Chile, el llamado “Triángulo de litio”, países que poseen más de la mitad de este mineral en el mundo.


ree

Como titular del Departamento de Transporte, el nominado es el abogado Sean Duffy, un ex congresista de Wisconsin, copresentador en Fox Business y comentarista deportivo, quien tendrá en su agenda el impulso a los vehículos eléctricos y la supervisión de oleoductos, ferrocarriles, aerolíneas y sistemas de tránsito masivo, así como la financiación de carreteras. Apoya la imposición de aranceles.

 

El Departamento de Seguridad Nacional se encarga, entre otros muchos temas, de los asuntos migratorios, fronterizos, terrorismo y de la asistencia a comunidades en tiempos de desastres naturales como huracanes, a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, (FEMA, por sus siglas en inglés).


En este importante puesto, está nominada Kristi Noem (izquierda) gobernadora por segunda vez de Dakota del Sur. La republicana no tiene experiencia en el tema, es conocida por negarse a imponer el uso de mascarillas durante la pandemia y por haber narrado en sus memorias cómo un día mató con un disparo a una perrita de 14 meses por ‘no ser obediente’.

 

Como secretaria de Agricultura, destaca Brooke Rollins (derecha), aliada de años de Trump y tal vez la única con conocimientos en la materia debido a que se graduó en Ciencias en desarrollo agrícola, creció en una granja y se vinculó desde temprana edad a Future Farmers of America y otros clubes agrícolas. Fue presidenta del America First Policy Institute, un grupo de expertos de derecha pro-Trump. Rollins tendrá un papel clave en la renegociación del acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México (T-MEC).

 

ree

En la Secretaría de Salud y Servicios Humanos, destaca la designación de Robert F. Kennedy Jr., ex abogado ambientalista, escéptico de las vacunas y afín a teorías de conspiración. El heredero de la dinastía Kennedy también ha sido polémico por liderar movimientos que cuestionan la regulación y seguridad de los productos farmacéuticos.

 





ree


Por paradójico que parezca, como embajadora ante la ONU, la candidata es Elise Stefanik, quien ha señalado de ‘antisemita’ a la organización global. La representante por Nueva York, ha señalado que “debe haber una reevaluación a la financiación a las Naciones Unidas”.

 





Viejo enemigo

 

En 2021, el diario New York Times documentó más de 100 regulaciones climáticas  derogadas durante la primera legislatura de Trump (2017-2021), como las reducciones en las emisiones de dióxido de carbono de centrales eléctricas, de los automóviles y camiones; se abrieron más tierras para la exploración de yacimientos petroleros y de gas limitando las protecciones de la vida silvestre; debilitó las regulaciones  y los requisitos ambientales y eliminó las protecciones de más de la mitad de los humedales del país, por mencionar algunas. No hay que olvidar que en esta época, mandó a eliminar de documentos y páginas web oficiales, la expresión ‘cambio climático’.

 

Un estudio realizado por la organización británica Carbon Brief, estima que la victoria de Trump podría añadir hasta 4 gigatoneladas (4,000 millones de toneladas) de carbono equivalente (CO₂e) para 2030 a las emisiones acumuladas de Estados Unidos para 2030, el equivalente a las emisiones anuales combinadas de la Unión Europea y Japón o al total anual de los 140 países con las emisiones más bajas.

 

Estas estimaciones se comparan con las políticas de la administración Biden, aún y cuando el mandatario saliente se va con el título del presidente que más petróleo ha producido en la historia de aquel país.  

 

De acuerdo con datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos, en 2023, bajo el mandato de Joe Biden, Estados Unidos produjo más petróleo que cualquier otro país en cualquier año de la historia. Los subsidios a los combustibles fósiles (registrados como ‘subsidios a la energía’) para reducir la inflación, han sido desproporcionados en comparación con los otorgados a las energías renovables. 

 

Por otra parte, Estados Unidos siempre ha incumplido sus promesas internacionales de financiación climática y, después del 20 de enero, seguramente se reducirán aún más sus contribuciones al financiamiento climático. Analistas climáticos señalan que el impacto negativo va más allá de las altas emisiones contaminantes de Estados Unidos, ya que el desinterés de Trump en la agenda y compromisos climáticos internacionales podría desincentivar a otras naciones o sectores a cumplir sus metas.

 

Por el momento, la Alianza Bancaria Net-Zero, creada por la ONU en 2021 y conformada por los 141 bancos privados más importantes del mundo para financiar inversiones cero o bajas en emisiones contaminantes, ya está debilitándose. Los bancos estadounidenses Citigroup, Bank of America, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Wells Fargo (en duda está JPMorgan), han abandonado la Alianza, argumentando que los lineamientos sustentables para reducir la producción de energías fósiles, impuestos por gestores de inversión como BlackRock y Vanguard, violan las leyes antimonopolio.

 

 

Comentarios


bottom of page