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No abandonar el barco de la sustentabilidad

Aumenta el Backlash, en deterioro de la sustentabilidad y la diversidad


Con las declaraciones de "emergencia energética nacional" y "perfora, nene, perfora", el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha abierto, de par en par, la puerta a los combustibles fósiles, lo que se ha traducido en un claro y definitivo rechazo a la transición energética derivada de fuentes renovables (solar y eólica, principalmente) y a las metas climáticas que desde el 2015, con la firma del Acuerdo de París, se han promovido por todo el mundo.

 

El problema de fondo es el impacto que estas acciones tendrán en la lucha contra el cambio climático. Países como China, Japón, Indonesia, Rusia, India, Arabia Saudí, han insinuado que podrían seguir este ejemplo, mientras que las grandes petroleras BP -British Petroleum, Shell y la noruega Equinor, han anunciado que reducirán sus inversiones en energías renovables y se centrarán en aumentar la producción de petróleo y gas.

 

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Si esto sucede entre naciones y grandes corporaciones que históricamente han sido señaladas por su responsabilidad climática, ¿qué se puede esperar del resto del sector empresarial? La respuesta la tiene la consultora LLYC Ideas, y no son nada halagüeñas.

 

De acuerdo a su informe Liderar, decidir con audacia. Las decisiones no se toman en vacío, muchas empresas están abandonando los índices ESG (medio ambiente, sostenibilidad y gobernanza) y DEI (diversidad, equidad e inclusión), efecto conocido como backlash, es decir, una reacción adversa a una idea o tendencia.

 

De acuerdo a una escuesta realizada por Financial Times, en 2021 un 66% de los líderes empresariales consideraron aplicar estos criterios en sus empresas; sin embargo, para el cierre del 2024, el porcentaje cayó drásticamente al 48% (y contando).

 

Ante este panorama, los analistas de LLYC seleccionaron algunas realidades que deben tener en cuenta todas aquellas personas cuyo trabajo consiste en tomar decisiones y gestionar el riesgo, ya sea en el ámbito de las finanzas, del marketing, de talento o cualquier otro aspecto al interior de las empresas.

 

El cambio, la única constante

 

El informe identifica tres escenarios a considerar antes de tirar la toalla con los compromisos climáticos y de inclusión: primero, que derivado del “super año electoral” que reconfiguró muchos gobiernos en el mundo,  ahora los ciudadanos exigen a sus gobernantes cambios radicales. Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, la Unión Europea, México, Argentina, India, Francia o Sudáfrica, son algunos países que, o se han vuelto conservadores o se han visto obligados a formar coaliciones y dar la bienvenida a nuevos actores.

 

El efecto Blacklash se refiere a una reacción adversa a una idea o tendencia, tal como sucede con los temas ambientales y de diversidad sexual. En el sector empresarial, desde el 2021 se reportan indices a la baja.
El efecto Blacklash se refiere a una reacción adversa a una idea o tendencia, tal como sucede con los temas ambientales y de diversidad sexual. En el sector empresarial, desde el 2021 se reportan indices a la baja.

Esta reconfiguración geopolítica hará que las decisiones de una u otra nación choquen con el resto. Por ejemplo, las decisiones de Estados Unidos, chocan con las regulaciones impuestas por la reciente Comisión Europea y su Brújula para la Competitividad, su principal proyecto para los próximos cinco años  que contiene elementos regulatorios muy disruptivos para cualquier empresa que opere en la Unión Europea, mientras que en América Latina las reglas cambian aceleradamente por la presión de acuerdos comerciales y gobiernos que pretenden transformar el statu quo, tal es el caso de Estados Unidos y China que están imponiendo una biglobalidad.

 

Segundo, la irrupción de avances tecnológicos como la Inteligencia Artificial (IA), la desinformación, las falsas narrativas y la fragmentación ideológica. La suma de estos fenómenos han generado una gran inestabilidad y crisis sociales.

 

Si bien, la IA tiene un gran impacto en las empresas en la gestión del talento, la detección de grandes patrones y en la automatización de procesos, es un hecho que afecta al bienestar de las personas, sin embargo no se trata de una moda, es la base de la próxima revolución industrial.

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“El verdadero desafío no es la implementación técnica, sino la transformación cultural y estratégica que la acompaña. Las empresas que triunfarán no serán las que tengan la tecnología más avanzada, sino las que mejor entiendan cómo integrar la IA en su ADN corporativo”, señala Miguel Lucas, Director Global de Innovación en LLYC.



Tercero, la transformación demográfica. La llegada de la generación Z  está cambiando el consumo y las condiciones de trabajo. Son generaciones nacidas entre 1997 y 2012 que piensan más en la sostenibilidad, los efectos del cambio cimático, la diversidad y la inclusión, que en la carrera profesional y la antigüedad laboral como una prioridad. De acuerdo al informe, a la fecha en Estados Unidos ya hay más trabajadores de esta generación que de la de los baby-boomers. 

 

En este escenario, los valores, principios, objetivos, metas y compromisos claros que las empresas tengan, será la cualidad que marcará la diferencia frente a aquellas que aprovechen a su conveniencia este escenario turbulento. La consultora global afirma que para muchos consejos de administración, el ESG y el DEI no ha sido solo una moda, sino una muestra de orgullo y una buena apuesta a largo plazo.

 

“Mientras los clientes, los colaboradores, los proveedores, los accionistas y la sociedad en general sigan siendo plurales, defender la pluralidad es un activo. Mientras los recursos sigan siendo escasos o el clima siga calentándose, ser sostenible es una estrategia ganadora”, señaló Luisa García, Partner and Global CEO of Corporate Affairs.

 

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